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Desde mayo 2020 está permitido que los viveros comercialicen estas especies siempre y cuando cuenten con protección física, hayan superado una inspección previa y no se haya detectado,  en los 200 metros de alrededor, la presencia de este insecto

martina miser
Somos Agro
Fuente: La Voz de Galicia 

Medio Rural recordó ayer que, desde el pasado mes de mayo, es posible la comercialización de cítricos en las zonas demarcadas por la presencia de la plaga de cuarentena denominada Trioza erytreae, más conocida también como Psílido africano de los cítricos. Este es un insecto que transmite la bacteria que ocasiona el greening, una enfermedad que causa cuantiosos daños en estos árboles frutales. Galicia fue, en 2014, el primer lugar de la península en la que se localizó este insecto, aunque por ahora no hay rastro de la bacteria. Desde entonces, se han tomado una serie de medidas para evitar su propagación.

Una de las primeras prohibiciones que se implantó en las zonas demarcadas, es decir, en aquellas en las que el insecto había sido localizado, fue la de prohibir la comercialización de plantas de cítricos. Pero gracias a la evolución de los conocimientos científicos y técnicos, así como de las evaluaciones de riesgo de plagas llevadas a cabo, en mayo del pasado año se crearon las conocidas como zonas libres de Trioza erytreae, en las que se autorizaba la venta de vegetales de especies sensibles. Estas tenían que proceder de viveros que cumplieran una serie de requisitos. Entre ellos, que los árboles en cuestión contaran con protección física frente al insecto, que hubiesen recibido una inspección previa y que no se hubiese detectado, en los 200 metros de terreno que los rodean, la presencia de este insecto.

Además, la venta de estos vegetales tienen que cumplir otros requerimientos. Tiene que realizarse en recipientes o envases cerrados, para garantizar que la infestación por parte del organismo especificado no puede ocurrir. También deberán ir acompañados de un pasaporte fitosanitario y de un folleto explicativo sobre los riesgos de la enfermedad y sobre las restricciones que afectan al movimiento de estas plantas. A mayores, los viveros, centros de jardinería o cualquier otro establecimiento comercial que quiera vender estas plantas mantendrá por lo menos durante tres años el registro de los vegetales recibidos, de los vegetales de especies sensibles vendidos y de los destinatarios de la ventas.