Cuando los dinosaurios caminaban sobre la tierra, el ginkgo biloba ya estaba allí. Este auténtico fósil viviente había desaparecido de Europa hasta que se trajeron semillas desde Japón en el siglo XVII. Hoy, el ginkgo más longevo de España está en Santiago de Compostela.
El antiguo Jardín Botánico de la Universidade de Saniago de Compostela (USC), del que aún queda un vestigio en el Xardín do Colexio de Fonseca, albergaba hasta hace unos años dos ejemplares -un macho y una hembra- de esta especie que habían sido plantados en 1880.
Sin embargo, la tala obligada de uno de ellos al verse aquejado por unos hongos xilófagos dejó solo al ginkgo macho, con sus 140 años de edad, como el más longevo de España. El único que se le acerca es un ginkgo del Jardín Botánico de la Universidad de Granada plantado en 1889.
Este ejemplar es, sin duda, la joya de la corona de este pequeño jardín, abierto al público desde 2013, que en estos días ofrece su imagen más bella gracias al gingko: aunque la visión del árbol es espectacular todo el año, en otoño sus hojas se tornan doradas antes de caer, creando un denso manto a su alrededor.
La hembra
El origen del ginkgo biloba se encuentra hace unos 270 millones de años, en el Pérmico, y se encontraron múltiples restos de la especie en fósiles del Jurásico y el Cretácico.
Al proceder de otra época, las plagas, enfermedades y hongos que habitualmente acaban con otros árboles no le afectan. Sin embargo, unos hongos xilófagos atacaron las raíces de la hembra del Xardín de Fonseca y la fueron secando paulatinamente.
La enfermedad se fue extendiendo por el árbol y, pese a que sus ramas reverdecieron una última vez en la primavera de 2016, un año más tarde su situación era insalvable y la amenaza de que se cayese obligó al Concello de Santiago a tomar la decisión de talarlo.
De este modo, la hembra, con una altura de 27,2 metros y un tronco con un perímetro de 2,6 metros, fue talada en octubre de 2017, 137 años después de haber sido plantada.
El macho
Su hermano tiene unas proporciones similares, aunque es ligeramente más pequeño: su tronco tiene un diámetro de 3 metros y su copa se eleva a 21,7 metros sobre el nivel del suelo.
Tras haber perdido el otro ejemplar, la Concellería de Medio Ambiente le aplicó un tratamiento preventivo al ginkgo biloba que queda en el parque y, a la vista de los hechos, ha funcionado: su visión sigue siendo espectacular.
Desde hace unos 50 años hay otro ginkgo biloba en la ciudad: se trata del que preside los estanques de los colegios mayores del Campus Sur, un ejemplar mucho más pequeño -de 11 metros- pero que destaca desde lo alto de la Alameda de Santiago.
Hay otros ginkgos diseminados por otros parques de la ciudad, como los dos de la Almáciga o la alineación de ejemplares del Parque Eugenio Granell.
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